Dirigida por Alfred Hitchcock en 1948.
Narra cómo dos jóvenes estrangulan a un compañero del colegio (David) solamente por el placer de sentirse superhombres. Ocultan el cadáver en un arcón (mueble en forma de caja cerrada) sobre el que servirán la cena para una fiesta a la que acudirán el padre, la tía, la novia, un antiguo profesor y el rival de David.
Hitchcock apostó fuerte en el que era su primer rodaje en color y el primero de su compañia Trasatlantic Pictures. Lo más resaltante en esta película es como Hitchcock hace un alarde técnico y una violación de la ley más elemental del cine, el montaje.
Toda la acción transcurre en un solo plano-secuencia. No hay ningún corte que interrumpa la acción, excepto por la duración limitada de los rollos de película, y lo disimulaba haciendo pasar a un personaje por delante del objetivo de la cámara para así poder fundir en negro, cortar y cambiar de rollo sin que se notara. Maestro para la época.
